La antropología filosófica pone como centro de su reflexión al ser humano. Busca comprender al hombre como un ser que vive y sabe que vive.
El saber es la dimensión propia del hombre.
Él es el único ser que necesita comprenderse para saber quién es, quién quiere ser y qué puede realizar; este impulso hacia el saber brota de la conciencia de su propia finitud, es decir, de saber que no es dueño del tiempo y, por tanto necesita diseñar su vida.
Él es el único ser que necesita comprenderse para saber quién es, quién quiere ser y qué puede realizar; este impulso hacia el saber brota de la conciencia de su propia finitud, es decir, de saber que no es dueño del tiempo y, por tanto necesita diseñar su vida.
El hombre percibe su vida como una posibilidad única en la que ganarse o perderse dependen de sí mismo.
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